Preparación:
Sacamos el queso de la nevera un ratito antes, se hace mejor si no está recién salido de la nevera. En una sartén ponemos un poco de mantequilla y una rebanada de pan, cuando está tostadita, la apartamos. Hacemos así con tantas rebanadas como sándwiches queramos hacer. Siempre poniendo un poco de mantequilla. Llega la magia: el queso tiene que estar a temperatura ambiente, y lo vamos a colocar DENTRO de la parte tostada del pan, de esta manera aprovechamos el calor del tostado para que se vaya fundiendo. Si usamos dos quesos diferentes, el jamón lo pondremos en medio ya que así no reblandecerá el pan (¡aha!). Con un poco más de mantequilla y a fuego muy bajo vamos a tostar el sándwich por la parte de fuera, primero una parte y luego otra, hasta conseguir el doradito necesario. Imposible hacerlo a fuego fuerte, ya que no le daremos tiempo al queso a deshacerse y lo que queremos son esas tiras de queso fundido que nos salen de la boca cuando pegamos un mordisco, ¿no? Con un cuchillo, cortamos el bocadillo al bies y veremos como el queso empieza a salir. Delicioso.